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La ciudad roja

La ciudad roja
Opera en tres actos y cuatro cuadros
Música: Raúl Espoile
Libreto de Carlos Schaeffer Gallo
Estreno Teatro Colón, 17 de julio de 1936

Marengo, Isabel (soprano) Esther
de la Vega, Carmen (soprano) Teodora
Di Sábato, Yolanda (soprano) Natividad
Brizzio, Emma (mezzo) Verónica
Brantes, Tina (mezzo) Jesusa
Mendoza, Sofía (mezzo) Petronila
Capdevila, Mary (mezzo) Dama 1°
Brizzio, Emma (mezzo) Dama 2°
Mirassou, Pedro (tenor) Enrique Carranza
Damiani, Víctor (barítono) Basualdo
Romito, Felipe (barítono) Callejas de Vivar
Martignoni, Orlando (tenor) Sargento Arana
González Alisedo, Horacio (bajo) Don Leandro Ibañez
Traverso, Fernando (barítono) Don Eusebio
Bacciato, Vittorio (barítono) Salcedo
Traverso, Fernando (barítono) Pulpero

La acción en 1840 durante el bloqueo del litoral argentino por la escuadra francesa.
El sargento Arana y el sereno Salcedo, aparecen en el ángulo de la calle, frente a la
casa de don Leandro Ibáñez. Padre de Esther, comentando la gravedad de la situación,
cuando de improviso el teniente Basualdo, de la policía mazorquera, que gusta de la
niña de la casa, pregunta al sargento si no ha aparecido Enrique Carranza, novio de
Esther y le recuerda que tiene que maltratarlo de palabra y de hecho hasta hacerlo
desistir de sus amores con aquella. Luego, Teodora la mucama de la casa, sale y
comenta con el sereno las pretensiones de Basualdo.
Don Fernán Callejas de Vivar, noble español, hermano de Don Leandro, vanidoso y
mujeriego empedernido, sale en tren de conquistas motivando comentarios
desfavorables de dos mujeres del barrio. Aparece Carranza y golpea suavemente a la
ventada de la casa de Esther y al aparecer ésta entona unos versos apasionados.
Sorprendido por el sargento Arana y tres mazorqueros, estos lo golpean al grito de
“Viva la Federación”. El teniente Basualdo, fingiendo amistado con la familia Ibáñez,
contiene a los ejecutores de sus planes y Carranza es introducido en la casa para ser
curado. Llega don Fernán perseguido por la soldadesca que lo ha sorprendido en
momentos en que transponía el cerco de una casa señalada como unitaria, habitada
por una dama. El hombre golpea la puerta de la casa de Ibáñez y al encontrar sobre
una silla la capa y el farol del sereno, resuelve disfrazarse para continuar sus correrías.
El segundo cuadro se desarrolla en el interior de la misma casa. Es la hora de la siesta.
Don Leandro y Esther , comentan la conducta de Don Fernán, cuando llega Enrique
que nuevamente ha sido agredido por la soldadesca. La familia decide trasladarse a
Montevideo. Llega el Mariscal Don Eusebio, bufón de Rozas, e invita a los dueños y a
los vecinos a asistir a una fiesta bajo condiciones establecidas en un documento al que
da lectura. Cuando sólo se quedan los dueños de casa, aparece Basualdo y expresa a
Esther sus pretensiones de casarse con ella. Esther lo rechaza y le ordena retirarse 
cuando irrumpen los mazorqueros y se la llevan. Don Leandro es golpeado y Don
Fernán o atina a hacer uso de sus armas.
El segundo acto se desarrolla en el día de San Benito de Palermo, patrono de los
negros. En la pulpería la gente se entrega a festejos entre los que se cuenta un
contrapunto de cantores. Ingresan Enrique y Don Fernán y ocupan una mesa. Tratan
de obtener algún indicio sobre el paradero de la joven. Enrique se encamina hacia otro
lugar en el que cree poder obtener información –el almacén del vasco- y Don Fernán
queda solo. Llega el teniente en momentos en que la mazorca ha detenido al pulpero.
Afuera se inicia la procesión de San Benito de Palermo cuya imagen es seguida por la
muchedumbre. Regresa Enrique y no encuentra a Don Fernán que ha sido llevado por
la fuerza por el teniente Basualdo, y se entera ahora por confesión del propio Arana,
que Esther ha sido conducida “Al rancho de sargento Arana”.
En el tercer acto, Enrique ha llegado al rancho de Arana, en cuyo patio varios paisanos
juegan a la taba. Se comentan el rapto de Esther y los vejámenes a los que Basualdo
ha sometido a Don Fernán. Verónica, mujer de Arana y enamorada de Don Fernán,
trata de facilitar la huida del noble. Arana sorprende a ambos y desafía a Don Fernán a
un duelo a cuchillo. Aparece Esther y nuevamente asediada por Basualdo, vuelve a
rechazarlo. Traen amarrado a Enrique, que increpa a Basualdo y lo hiere de muerte en
un duelo a sable. La pareja se halla ahora a salvo.

Fuente: Valenti Ferro, Enzo. Historia de la ópera Argentina. Buenos Aires, Gaglianone,
1997, p. 148-149
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