Notas
Una Lucia de excepción
El martes 24 de marzo tuvo lugar la 594ta presentación de la ópera de Gaetano Donizetti, Lucia de Lamermoor, con Maurizio Benini en el podio. Con una versión, con tempi, sugestivamente más rápidos que los habituales, el maestro italiano puso a prueba la eficaz respuesta de la excelente orquesta del Metropolitan Opera. Con sonido nítido y ajustado de todos sus miembros, es lógico destacar la magnífica labor cumplida por Stefan Ragnar Höskuldsson y Mariko Anraku, como flauta y arpa solistas
Albina Shagimuratova, la soprano rusa, protagonista de la noche, realizó una labor absolutamente encomiable, dueña de una coloratura robusta, sin ser avasallante, cubrió con creces los requerimientos de la partitura. A pesar de lo anteriormente dicho en ciertos momentos pareció estar más atenta al despliegue vocal que a la interpretación, lo cual sumado a un vestuario desventajoso para su condición física, deslució la parte romántica del papel.
El tenor maltés Joseph Calleja, poseedor de un registro particularmente grave para su cuerda, interpretó un Edgardo de primer nivel, a pesar de estar saliendo de un proceso gripal, con vigor en la interpretación y correcto desarrollo vocal, logró arrancar vividos aplausos del público.
El barítono Luca Salsi como Enrico, y el bajo Alastair Miles como Raimondo, realizaron una labor de jerarquía, al igual que el Coro del Metropolitan Opera.
La conocida producción, no destaca por grandes muestras de ingenio, al tiempo que priva al sector izquierdo de la sala de la visión de la intérprete, en el comienzo de la Escena de la locura, al priorizar la exhibición de la espalda de los coreutas.
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