Por: Margarita Pollini
"Otello", la ópera de la madurez verdiana cuya fascinación no tiene fecha de vencimiento, regresó al Teatro Argentino en una producción escénica y musicalmente lograda que constituye la apuesta fuerte de la sala lírica platense para este año. La régie de Pablo Maritano se aparta deliberadamente de la truculencia y el romanticismo y pone énfasis en la raíz shakespeariana del libreto y los juegos metateatrales: el dispositivo escénico deEnrique Bordolini, de fabuloso diseño, evoca el célebre Globe y es el marco para los tres primeros actos.
Dentro de este teatro, y tal como la obra lo manifiesta, es
Yago el director, el que mueve los hilos del drama y desencadena la tragedia, plasmada con una marcación actoral pulcra y muy buen manejo de las complejas escenas de masas. En la función de estreno, dificultades técnicas restaron efectividad a las metamorfosis de la escenografía, que envuelve como un mecanismo de relojería los diferentes climas, embellecidos por la iluminación (también obra de
Bordolini) y el vestuario magnífico de
Sofía Di Nunzio.
Dentro del elenco fue también
Yago el gran protagonista en la voz y la presencia de
Fabián Veloz (estupendo en todo momento, pero especialmente en su
"Credo"), mientras que
José Azócar compuso un
Otello meritorio en lo vocal y con casi nulos matices actorales. El papel de
Desdémona parece exceder los medios de
Paula Almerares, a quien se advirtió forzada en la emisión y muchas veces sobrepasada por la orquesta; la soprano platense compensó con gran entrega en lo teatral, y su mejor momento fue indudablemente su escena del cuarto acto.
Como
Cassio, Sergio Spina cumplió una tarea notable y también se destacó la excelente
Emilia de
Mariana Carnovali. Carlos Esquivel (Lodovico), Maximiliano Agatiello (Roderigo), Mario de Salvo (Montano) y
Felipe Carelli (Heraldo) completaron el elenco con corrección.
Carlos Vieu fue el responsable de una versión de altísimo nivel musical; bajo su batuta, la
Orquesta Estable sonó vigorosa y sólo flaqueó en algunos de los momentos más camerísticos de la partitura, en especial en las cuerdas. La tarea del
Coro Estable, tan superlativa como adecuada la del
Coro de Niños.
"Otello", ópera en cuatro actos. Mús.: G. Verdi. Lib.: A. Boito, sobre tragedia de W. Shakespeare. Coro de Niños (dir.: M. Dagorret), Coro Estable (dir.: H. Sánchez Arteaga) y Orquesta Estable del Teatro Argentino. Pta. en esc.: P. Maritano. Dir. musical: C. Vieu (Teatro Argentino de La Plata, 31 de julio).