Avanti a Lui

Notas

Glyndebourne 2025: una temporada de equilibrio entre tradición y audacia

Entre el 16 de mayo y el 24 de agosto de 2025, el Festival de Glyndebourne volvió a confirmar su lugar central en el panorama lírico europeo, con una programación que combinó Rossini, Mozart, Händel, Verdi, Janácek y Wagner, sostenida por el rigor musical, la coherencia teatral y la calidad de sus intérpretes.

El sello Glyndebourne: menos estrellas, más teatro

Como es habitual, Glyndebourne privilegió el trabajo de conjunto por sobre el lucimiento aislado. La crítica volvió a subrayar la homogeneidad de los elencos y la integración natural entre escena y foso, un equilibrio favorecido por direcciones musicales atentas al canto y por una concepción teatral que evita el efectismo para centrarse en el desarrollo dramático.

Rossini abre el juego con ritmo y claridad

Il barbiere di Siviglia

Dirección musical: Rory Macdonald

La temporada se inauguró con Il barbiere di Siviglia, en una lectura de pulso firme y comicidad controlada.
Figaro (Germán Olvera) fue uno de los intérpretes más celebrados del inicio del festival: se destacó por su seguridad vocal, fraseo elegante y naturalidad escénica, sosteniendo con autoridad el ritmo de la acción.
El Conde Almaviva (Jonah Hoskins) aportó ligereza y estilo, mientras que Rosina (Cecilia Molinari) fue valorada por su musicalidad refinada y precisión técnica, delineando un personaje de carácter decidido. La dirección musical acompañó con claridad y energía una versión equilibrada y fluida.

Mozart, columna vertebral del festival

Le nozze di Figaro

Dirección musical: Riccardo Minasi
(Orchestra of the Age of Enlightenment)

La nueva producción de Le nozze di Figaro reafirmó la centralidad de Mozart en la identidad de Glyndebourne.
El núcleo dramático se apoyó en un cuarteto central de gran solidez: Figaro (Michael Nagl), de fraseo firme y presencia escénica natural; Susanna (Johanna Wallroth), ágil, precisa y teatral; la Condesa Almaviva (Louise Alder), elogiada por la nobleza del canto y la amplitud expresiva de sus arias; y el Conde Almaviva (Huw Montague Rendall), convincente en su autoridad tensa y contradictoria.
La dirección de Minasi fue uno de los pilares del éxito, destacada por su transparencia, flexibilidad y atención al texto.

Händel vuelve a escena: tragedia bíblica y teatro total

Saul

Dirección musical: Jonathan Cohen
(Orchestra of the Age of Enlightenment)

Saul se convirtió en uno de los títulos más impactantes y comentados de la temporada.
El Saul de Christopher Purves dominó la escena con una interpretación de enorme peso dramático, recorriendo con intensidad el arco psicológico del personaje desde la grandeza hasta la degradación final.
En contraste, David (Iestyn Davies) fue elogiado por su musicalidad refinada, pureza de línea y presencia escénica luminosa. Merab (Sarah Brady) aportó firmeza y carácter incisivo, mientras que Michal (Soraya Mafi) se destacó por la delicadeza expresiva de su canto.
El coro, fundamental en esta partitura, fue señalado como verdadero protagonista colectivo, sostenido por una dirección musical enérgica y rigurosa.

Verdi y la sabiduría de la comedia tardía

Falstaff

Dirección musical: Sian Edwards

En Falstaff, Glyndebourne ofreció una comedia de precisión milimétrica.
El Falstaff de Renato Girolami fue valorado por su humanidad, ironía y dominio del texto, evitando la caricatura y construyendo un personaje de gran densidad teatral.
El cuarteto femenino —Alice Ford (Anna Princeva), Meg Page (Stephanie Lauricella), Mrs. Quickly (Valentina Pernozzoli) y Nannetta (Mariam Battistelli)— destacó por su cohesión escénica y eficacia musical, especialmente en los complejos números de conjunto. La dirección musical subrayó el carácter ágil y casi camerístico del último Verdi.

Janácek: intensidad emocional sin concesiones

Ká?a Kabanová

Dirección musical: Robin Ticciati

La reposición de Ká?a Kabanová volvió a ser uno de los puntos más intensos de la temporada.
Ká?a (Katerina Knezíková) ofreció una interpretación profundamente conmovedora, elogiada por su fragilidad expresiva, fraseo cuidado y honestidad emocional.
A su alrededor, Boris (Nicky Spence) y Kabanicha (Susan Bickley) aportaron perfiles dramáticos contundentes, mientras que la dirección musical sostuvo con sensibilidad la tensión continua del lenguaje de Janácek.

Wagner en Glyndebourne: una apuesta de alto riesgo

Parsifal

Dirección musical: Robin Ticciati

La nueva producción de Parsifal fue el desafío más ambicioso del festival.
Parsifal (Daniel Johansson) sostuvo con solidez vocal y progresión dramática el largo arco de transformación del personaje. Gurnemanz (John Relyea) aportó autoridad narrativa y claridad discursiva, mientras que Kundry (Kristina Stanek) se destacó por su intensidad expresiva y compromiso escénico.
Más allá de lecturas escénicas divididas, el plano musical fue señalado como uno de los grandes pilares de la producción.

Podemos agregar como Balance de temporada, que ésta fue una edición que reafirma el modelo Glyndebourne, que volvió a demostrar que su prestigio se construye desde el rigor musical, la inteligencia teatral y el trabajo profundo con los intérpretes. La calidad de los elencos, el cuidado en la elección de los directores musicales y una programación coherente y ambiciosa confirmaron una temporada de alto nivel, fiel a una identidad artística clara y reconocible.