Notas
Análisis de Tristán e Isolda
Tristan und Isolde, según su nombre en alemán, es un drama musical [Eine Handlung] en tres actos con texto y música de Richard Wagner.
1/6 El mito que dio lugar a la leyenda
Almas gemelas, el Mito de Andrógino
José Manuel Losada, investigador especializado en los estudios de mitocrítica, define el mito de la siguiente manera:
“El mito es un relato explicativo, simbólico y dinámico, de uno o varios acontecimientos extraordinarios personales con referente trascendente, que carece en principio de testimonio histórico, se compone de una serie de elementos invariantes reducibles a temas y sometidos a crisis, presenta un carácter conflictivo, emotivo, funcional, ritual y remite siempre a una cosmogonía o a una escatología absolutas, particulares o universales.”
El mito de Andrógino, que es el que nos incumbe, aparece en el Banquete de Platón, específicamente a partir de la página 18 en el Discurso de Aristófanes.
En él Aristófanes expone que: en la antigüedad la humanidad se dividía en tres géneros, el masculino, el femenino, y el andrógino (del griego andros-hombre y gino-mujer). En esos tiempos los seres eran redondos, con cuatro brazos, cuatro piernas, dos caras en la cabeza y, por supuesto dos órganos sexuales. Los masculinos eran aquellos que estaban formados por dos hombres, los femeninos por dos mujeres y los andróginos por un hombre y una mujer. Estaban unidos por el vientre y eran seres tan terribles por su vigor y fuerza que se sintieron con la suficiente valentía para derrocar a los dioses.
Zeus atemorizado por esta posibilidad, y dado que no podía destruir a la raza humana, ya que ésta era la que adoraba a los dioses, castigó a los mortales partiéndolos por la mitad. Apolo, se apiadó de los seres mutilados, los curó y les dio la forma que actualmente poseen.
Desde aquel momento cada una de las partes que otrora formó un ser vaga por el mundo buscando su otra mitad. De esta forma cuando cada hombre o mujer encuentra la parte de la cual fue separada, se une formando un nuevo ser ahora unido por la fuerza del amor, y que ninguna fuerza extraña podrá lograr separarlos o evitar el camino que los llevará a unirse, ya que sólo de esta forma volverán a ser lo que otrora fueron.
“Cuando el que ama llega a encontrar su mitad, el amor lo une de una manera tan maravillosa, que no quieren en bajo ningún concepto separarse ni por un momento el uno del otro”
Platón, Symposium. Traducción de Patricio de Azcárate, Obras completas de Platón. Madrid, 1871, tomo 5, p 301
2/6 La Leyenda que dio lugar al argumento de la ópera
La de Tristán e Isolda es una leyenda, incorporada a las del Rey Arturo, que cuenta la historia de amor entre un joven llamado Tristán y una princesa irlandesa llamada Isolda, conocida popularmente como La blonda, para distinguirla de otro personaje homónimo en el mismo relato, Isolda La de las manos blancas
La esencia del relato tiene como objetivo exponer el amor supremo, manifestado por los jóvenes, más allá de las premisas morales y las reglas sociales. Sean cuales fueren los intentos de impedir su unión el destino de ser el uno para el otro sortea todos los obstáculos para concretar la unión.
La trama está enraizada en tradiciones que probablemente se remontan a la época de la dominación vikinga de la isla de Irlanda en el siglo X, durante el periodo del Reino de Dublín, aunque incluye elementos procedentes probablemente de otros ámbitos culturales, ya que esta leyenda formaba parte del imaginario francés del siglo XII.
Todo empezó en una batalla donde el buen rey Marcos veía como sus tierras de Cornualles (suroeste de Inglaterra) caían en manos del enemigo. Ante el horror, Rivalen, el fiel rey de Leonís (noroeste de Inglaterra), no dudó en ofrecer su espada al rey amigo. De la guerra no solamente obtendrían la victoria, sino que, en virtud de su valentía el rey Marcos ofrecería a Rivalen la mano de Blancaflor, su hermana. El compromiso no fue forzado, ya que ambos se querían, pero su luna de miel fue breve ya que tuvieron que volver al reino de Rivalen para defenderlo de otros enemigos.
Esta vez, la guerra sólo trajo desgracias Rivalen murió en una batalla el mismo día en que también murió Blancaflor cuando traía al mundo a su hijo Tristán, que en celta significa "el que no demuestra su tristeza".
El recién nacido no tuvo tiempo ni de llorar, ya que los enemigos de sus padres asolaban en el castillo, solamente quedaba el leal Rohalt quien huyó con el pequeño entre sus brazos y lo haría pasar por su hijo hasta que fuera seguro devolverle al linaje al que pertenecía, el de rey de Leonís.
Tristán fue educado entre sus hermanastros, pero a los siete años el escudero Governal se hizo cargo de su enseñanza, aquella que necesita todo rey para ser un caballero tanto en las armas como en las artes.
Fue este aprendizaje el que le salvó la vida, cuando raptado por unos mercaderes de Noruega y finalmente abandonado a la suerte del mar, llegó a tierras lejanas donde fue respetado por todos sus conocimientos. Esta tierra era Cornualles y el que más le quería era el buen rey Marcos, quien cuando tomó conocimiento de que Tristán no era otro que su sobrino, hijo de Leonís y Blaancaflor, no lo dejó separar de su lado, tanta era la amistad que unía ahora a estos dos hombres, que luego de recuperar el trono de su reino Tristán lo dejó en manos del leal Rohalt, y volvió hacia las tierras de Cornualles, junto al buen rey Marcos.
Al llegar a Cornualles, vio que Morholt de Irlanda aterrorizaba a los aldeanos reclamando trescientas doncellas y trescientos niños por un impuesto ancestral. Ante tal injusticia, la espada de Tristán fue la única que se levantó para defender a Cornualles de aquel tratado prehistórico. El héroe venció a Morholt en batalla, dejando parte de su espada en el cuerpo del enemigo, quien a su vez hirió a Tristán con su espada envenenada. Una victoria pírrica ya que días después del combate, Tristán yacía gravemente enfermo, finalmente decidió dar fin a tal agonia y le pidió a Governal que lo colocase en una barca y lo enviase hacia al mar, una vez lo había salvado de los mercaderes y quizás ahora lo haría del veneno del Morholt.
Esta vez, el mar lo ayudó y lo condenó para siempre al mismo tiempo.
Lo llevó hasta las manos de una bella dama que lo curó, pero que también eran las manos del enemigo, de la sobrina del Morholt, hija del rey de Irlanda. Recuperado de sus dolencias Tristán volvió a Cournelles.
En el castillo del rey Marcos ya había empezado un complot, los varones más recelosos veían con malos ojos la amistad que le unía con Tristán y le exigían descendencia, para evitar que a su muerte cediese su trono al rey foráneo. Cansado de tanta palabrería, el rey Marcos propuso una apuesta, aquella mañana unas golondrinas le habían traído un cabello dorado y sólo se casaría con aquella a quien pertenecía. Tristán lo pensó y queriendo acallar a aquellos que lo acusaban de pretender el reino, se echó nuevamente al mar para buscar a aquella que ya conocía y traerla a los brazos de su amigo.
Cuando Tristán llegó al puerto irlandés de Weisefort, se enfrentó a un nuevo desafío, el pueblo reclamaba por un valiente que, finalmente se deshiciese del dragón maléfico que cada día bajaba a la aldea y se comía a una familia entera. En su desesperación, el rey de Irlanda ofreció la mano de su hija, Isolda La blonda, al caballero que consiguiese vencerlo.
Tristán, subió por el camino que le había indicado un caballero fugitivo y comenzó la batalla con el monstruo, la espada de Tristán rebotó en la piel impenetrable del dragón, éste le arrancó la armadura, y con el pecho al descubierto, Tristán le devolvió el golpe una y otra vez. El dragón lo quemó con su fuego envenenado, pero Tristán le respondió, se levantó y consiguió introducir su espada por la garganta del dragón, hasta llegar al mismo corazón de la bestia que quedó partido en dos. Tristán todavía tuvo fuerzas para cortarle la lengua como prueba de su hazaña, pero el veneno de la bestia ya circulaba por sus venas y entre los matorrales dejó caer su cuerpo vencido.
El cobarde caballero que había indicado a Tristán donde se encontraba el monstruo volvió aquel mismo día donde estaba el dragón y al ver que estaba muerto, pensó que el caballero que había matado a la bestia seguramente habría corrido la misma suerte así que, tomó la cabeza del dragón y reclamó la mano de Isolda La blonda. Al rey le costaba creer que aquel cobarde hubiese realizado la hazaña, e Isolda La blonda, lista entre hombres y mujeres, no renunció a averiguarlo. Reunió a sus sirvientes más fieles y fue a ver la escena del crimen; unos metros más allá de donde se encontraba el dragón muerto, el cuerpo abatido de Tristán clamaba justicia.
Nuevamente la habitación de Isolda La blonda acogió al héroe para curarlo del veneno y poder demostrar, una vez recuperado, que él había sido el vencedor. La bella dama no reconoció en el rostro de Tristán al asesino de su tío, pero en cambio la espada del héroe habló por él, le faltaba un pequeño trozo que encajaba perfectamente con el que Isolda La blonda había encontrado en el cuerpo de su tío Morholt, cuando volvió muerto a Weisefort.
Sin pensarlo tomó la espada que un día había matado a su tío y envistió contra Tristán. El valiente no tenía armas para apaciguar la ira de la bella dama, pero todavía le quedaban las palabras. Lentamente, la fue convenciendo de su valor, de por qué había tenido que matar el Morholt, de cómo había luchado por ella para deshacerse del dragón y de cómo había comenzado todo cuando unas golondrinas habían traído uno de sus cabellos dorados a Cornualles.
La princesa se enterneció, pero la ternura del rey de Irlanda no sería la misma cuando viese delante de él, al culpable de la muerte de su hermano. Así que Isolda, antes de presentarle a Tristán, le hizo jurar a su padre que siempre guardaría lealtad al héroe que había matado al dragón y que le ofrecería su mano como esposa. Tras lo cual Tristán se presentó ante toda la corte de Weisefort. El odio se podía leer en las espadas que clamaban venganza, pero anticipándose a la revuelta, Tristán había pedido que los mejores varones del reino de Cornualles viajaran hacia Weisefort para presentarse en el castillo y apaciguacen la ira de Irlanda.
Las manos del rey de Irlanda unían ahora las de Tristán e Isolda. Sin embargo, Tristán prometió en voz alta que llevaría a la dama hasta los brazos del rey Marcos. Estas palabras encolerizaron a Isolda La blonda, que ahora se sentía traicionada por aquel que ella había decidido defender y que no la quería por esposa. La reina madre, previendo la inmensa tristeza de su hija, preparó una poción mágica en secreto y se la dio a la leal Brangien, sirviente y amiga de la princesa. Cuando el rey Marcos e Isolda bebieran la poción quedarían enamorados –con un amor que pocos mortales podrían entender- hasta el mismo día de su muerte.
La poción no tocó nunca los labios del rey Marcos. En el barco camino de Cornualles, mientras Brangien dormía el peor sueño de su vida, Tristán e Isolda bebieron por error el brebaje encantado. Cuando Brangien despertó ya era demasiado tarde, los amantes estaban destinados a serlo por siempre y en aquel mismo momento se entregaron el uno al otro, traicionando por la lealtad al rey Marcos y entrando en un infierno que los perseguiría el resto de sus vidas.
Llegados a Cornualles, la noche de boda con el rey Marcos, Brangien se hizo pasar por Isolda La blonda dejando así su virginidad en manos del monarca y guardando a su reina de toda deshonra; Isolda desconfiaba de Brangien hasta el punto de ordenar a dos caballeros que asesinaran a de su amiga, por miedo a que hablase, finalmente cambió de idea y permitió a su amiga volver a la corte con vida, no obstante los varones del reino empezaron a sospechar de los amantes e introdujeron el veneno de los celos, en el corazón del rey Marcos para que echara a Tristán de su reino.
Finalmente, Marcos cedió a las malas lenguas, y mandó construir una hoguera para quemarlos, Tristán consiguió escapar, pero cuando el rey supo que había huido, su odio creció tanto como las llamas que ahora se levantaban delante suyo, al punto de querer echar a la hoguera a la que había sido su dulce esposa, en ese momento un grupo de leprosos de Cornualles le pidió que le entregasen a Isolda La blonda para vivir entre ellos, y ver cómo su cuerpo radiante se iba deformando en una muerte cruel y lenta, fue una venganza perfecta que el buen rey Marcos no desaprovechó, los leprosos se llevaron a Isolda La blonda, sin embargo Tristán se las arrebataría para llevarla con él a la profundidad de los bosques de Cornualles.
Dos años vivieron los amantes en medio del bosque acompañados del fiel Governal. Los harapos y la comida primitiva no les molestaban, pero el veneno del amor, que habían bebido por error, no los excusaba de los remordimientos y por eso cada noche sus cuerpos desnudos se juntaban, sin llegar a tocarse. Una espada separaba a los dos jóvenes en señal de castidad. Así fue como se los encontró el rey Marcos cuando descubrió la cabaña. No estaban como correspondería a cualquier pareja de amantes. Y comprendió la situación. Puso su espada en lugar de la de Tristán separando de nuevo a su amigo y a su esposa. El mensaje era claro, podían volver a casa.
A su regreso, las voces de los varones no se hicieron esperar. Nuevamente pedían el exilio de Tristán, y contra su propio corazón, el rey Marcos accedió. También pidieron el juicio del hierro rojo para Isolda La blonda, según el cual, si decía la verdad, al tomar el hierro al rojo vivo su mano quedaría intacta. La bella dama no tembló. Envió un mensaje a Tristán, que no se había marchado aún de la comarca, pidiéndole que fuese a la playa vestido de mendigo. El día señalado, llegaron en barco al juicio, Isolda pidió la ayuda de algún mendigo para no mojarse el vestido. El harapiento Tristán se acercó, la tomó entre los brazos y la llevó hasta la arena, donde Isolda fingió desmayarse debido a lo cual Tristán la tomó entre sus brazos. Al hacer el juramento frente a los varones y el rey fue concisa: ¡os puedo prometer que nunca en la vida nadie más que el rey Marcos y este mendigo que acabáis de ver me ha tenido entre sus brazos. El hierro al rojo vivo fue como agua para las manos de Isolda!.
Recuperada la confianza del rey y cumplido el juramento, Tristán decidió que era el momento de alejarse si no quería volver a traer la desgracia a la vida de su amada. Los amantes se separaron por primera vez. No podían vivir ni morir el uno sin el otro. Separados, no era la vida ni la muerte, sino la vida y la muerte a la vez.
En la distancia, los celos aparecieron en sus corazones. Tristán había cabalgado todas las tierras del Mediterráneo ofreciendo sus servicios de caballero en diferentes reinos, y nunca recibió un mensaje de Isolda La blonda, la imaginaba cubierta por las amabilidades del rey Marcos mientras él vagaba por tierras lejanas.
Finalmente, en el reino de Bretaña aceptó la mano de una dama que, ironías del destino, tenía por nombre Isolda La de las blancas manos. En el mismo momento que aceptó se arrepintió; y cuando la tuvo en el tálamo nupcial le mintió y le dijo que no podía darle su cuerpo hasta pasados seis meses.
No habían pasado seis meses y en una de las batallas que Tristán libró para defender su nuevo reino, nuevamente entró el veneno en sus venas. Esta vez, no había remedio, en sus lamentos, le había confesado al hermano de Isolda La de las blancas manos, ahora su amigo, su tortura. El leal compañero se apiadó ante la petición que le hacía Tristán de ver a Isolda La blonda antes de morir, en señal de clemencia partió en busca de la amada y le indicó a Tristán que, si volvía con ella, alzaría velas blancas en su barco, y si no podía hacerlo las velas serían negras.
El día que Isolda La blonda llegaba para ver a su amante, la otra Isolda, La de las blancas manos, que la odiaba le mintió a Tristán diciéndole que el barco de su hermano alzaba velas negras. Allí mismo se extinguió la vida del héroe, aún estaba caliente cuando Isolda La blonda entró en la habitación. Pero aquel calor era sólo un recuerdo de Tristán, una sombra que ya no volvería a dormir a su lado. Isolda se tumbó sobre el cuerpo muerto de Tristán para morir ella también. No eran nada si no estaban juntos. Y también juntos, moría ahora uno junto al otro.
3/6 El Argumento que dio lugar a la Música
La primera noción que se tiene de las intenciones de Wagner de escribir Tristán e Isolda es a través de una carta que el compositor le escribe a Franz Liszt el 16 de diciembre de 1854 desde su exilio en Zúrich donde reside a raíz de haber participado de las Barricadas de la Revolución de Dresde en 1849, y donde expresa:
“Nunca en mi vida había disfrutado de la verdadera felicidad del amor erigiré un monumento a este el más encantador de todos los sueños en el que, desde el principio hasta el final, el amor, por una vez, encontrará una total realización. He diseñado en mi mente un Tristán e Isolda, la más simple, y aun así la concepción musical más llena de sangre que pueda imaginarse, y con la «bandera negra» que se agita en el final yo me cubriré — para morir”
Es en esta ciudad conoció al rico comerciante de seda Otto Wesendonck quien se convirtió en defensor y financista del compositor.
Es en 1854 cuando suceden dos hechos en la vida de Wagner que aceleran su decisión de escribir la obra, uno es un regalo que le hacer su amigo poeta revolucionario Georg Friedrich Rudolph Theodor Herwegh del libro El mundo como voluntad y representación de Arthur Schopenhauer, y el que ya a esta altura era el voluptuoso amor que profesaba por Mathilde Wesendonck la bella y culta mujer se su mecenas.
Wagner que ya había escrito música para unos poemas de su amada (única vez que puso música a texto que no le era propio), y que luego diría que habían sido bocetos para Tristán, interrumpe la escritura de su monumental obra, El anillo del nibelungo a la altura del final de segundo acto de Sigfrido, cuando Sigfrido deja de forjar la espada, anota en el pie de página de la partitura: “no sé cuándo te volveré a ver”, y se aboca completamente a la escritura de Tristán.
Como era su costumbre escribe inicialmente al ensayo en prosa a mediados de octubre de 1954 terminando el libreto definitivo en septiembre de 1957.
Kurt von Westen Hagen, quien encontró accidentalmente la biblioteca que Wagner tenía en Dresde, puso establece que éste antes de 1848, año en que tuvo que huir de Alemania tenía todas las versiones escritas que era posible obtener en aquella época de la leyenda de Tristán, tenía por supuesto la versión alemana de Gottfried von Straßburg del siglo XIII; disponía de la versión en alto alemán moderno de Hermann Kurz, de las versiones de alto alemán medio de Ferdinand Manchmann y Friedrich Wilhelm von Hagen, además de versiones en francés antiguo de Béroul, y de Tomás de Inglaterra o de Bretaña, en inglés, en galés y también la de Chrétien de Troyes en francés moderno.
Tristán además de ser una obra maravillosa es un testigo de su tiempo, si bien la leyenda en que se basa es de muchos siglos atrás, su creación se ubica cronológicamente exactamente en medio de Madamne Bovary de Gustave Flaubert y Anna Karenina de Leon Tolstoi novelas que nos habla de la insatisfacción amorosa y de la crisis de la familia burguesa, es por lo tanto una obra extremadamente ligada al Espíritu de tiempo.
Por lo antedicho se deduce que si bien el amor de Mathilde y el libro de Schopenhauer fueron los detonantes que urgieron a Wagner a la escritura de la obra, la idea existía desde muchos años antes.
4/6 La Música que le dio el lugar al Modernismo
En sus últimos días de vida de Richard Strauss, convaleciente en el hospital y, ya a punto de morir recibió la visita de Wilhelm Furtwängler, con quién digamos dicho sea de paso, nunca había tenido una muy buena relación, en ese momento Strauss estaba leyendo la partitura de Canto y piano de Tristán, y al verlo a Furtwängler le dijo: "Nunca jamás nadie ha llegado tan lejos".
Wagner comenzó a escribir la música en octubre de 1957 y, recién la acabaría el 6 de agosto de 1859. (en cierta manera siento vergüenza de escribir sobre los años que Wagner tardó en escribir la partitura de Tristán, cuando en realidad el resto de los mortales, no podremos en el transcurso de nuestra vida escribir una nota que siquiera la emule)
La composición de la monumental partitura tuvo numerosos escollos, muchos de ellos debidos a la poco prolija vida de Wagner, el 7 de abril de 1858 Minna Planer interceptó una carta de amor del hasta entonces su marido a Mathilde, Minna lo abandonó, y lo mismo hizo su protector Otto Wesendonck quien enterado de la situación emprende un viaje de placer con su esposa por el norte de Italia.
Wagner que a esta altura estaba por el final del 1º acto de va solo a Venecia alojándose en el Palazzo Vendramin Calergi en el Gran canal, donde escribió la música del segundo acto, componiendo el tercero ya en Lucerna a su vuelta a Suiza.
La estada de Wagner en el Palazzo Vendramin Calergi es un ejemplo de lo que sería una constante en su vida, manejándose con su prestigio, sin dinero y a la espera del buen mecenas que tarde o temprano aparecería para pagar sus deudas y financiar sus obras.
Increíblemente y como caso único en la historia musical el 4 de enero de 1858, firma un contrato con la editorial Breitkopf de Leipzig, por una partitura que aún no había concluido (la de Tristán, por supuesto) por un precio considerable para la época 12.000 francos suizos equivalentes a 600 Luises de oro, a la entrega de cada uno de los tres actos la cual se edita en 1860, cinco años antes del estreno.
El 4 de mayo de 1864, se produce uno de los encuentros que cambiaría totalmente la vida del compositor y fue el encuentro con el rey Ludwig II de Baviera, quien al igual que Wesendonck años antes, asumió sus grandes y cuantiosas deudas al tiempo que le asignó una generosa pensión para que culmine la grandiosa obra del Anillo.
En el ámbito estricto musical podría decirse que Tristán es la obra cúlmine del Romanticismo y la que abre el sentido de la modernidad en el arte musical y la poesía ya que se estrena en el mismo año que se publica las Flores del mal de Charles Baudelaire, es sin duda la obra más influyente en el campo de la música de todos los tiempos ya que no solo ha revolucionado el campo operístico sino que ha transformado el propio sentido de la armonía y de la música instrumental, no solo de la operística. En la obra el sinfonismo se confunde en el interior del operísmo, produciendo una realidad musical y dramática absolutamente nueva, realmente sin precedentes.
La obra discurre sin interrupciones, sin números cerrados, como un fluir continuo camina incansablemente sin interrupciones desde el primero hasta el último compás, toda la música hasta su última nota proviene de su preludio, el cual proviene de sus primeras notas, más específicamente del tercer acorde del tercer compás de la obra, el llamado Acorde de Tristán.
Según explica José Luis Tellez en su análisis de la obra: Este es un acorde fuertemente disonante, que ni se prepara ni se resuelve, que puede interpretarse armónicamente de muchas maneras, la interpretación más sencilla es entender que si la tonalidad en ese momento es la menor, ese acorde es el construido sobre el segundo grado, es decir es un acorde de si mayor, pero es un acorde deformado porque está el quinto grado disminuido y, además se la agregado la sensible del tono principal o sea el sol sostenido, pero resulta que ese acorde en si mayor, es con el que finaliza la obra, entonces si entendemos que el arranque es un acode de si mayor la obra nos está hablando antes de comenzar, de su final o sea que lo expuesto en el preludio sólo puede ser comprendido casi al finalizar el primer acto, repitiéndose es su misma tonalidad justo en el instante en que los amantes beben el filtro, muriendo para el odio y renaciendo par el amor, entonces comprendemos que el filtro del amor y de la muerte son la misma cosa, otorgándole al presente significado retrospectivo al pasado dándole sentido a la música del preludio que hasta entonces era un enigma y cuyo sentido no podíamos comprender.
Por otro lado, podríamos decir que la obra se encuentra en Un mar de continua indefinición, ya que nunca ningún acorde nos lleva a sitio que esperábamos basándonos en la armonía tradicional, es un flujo continuo de expresividad que no se deja atrapar por cadencias, ni paradas, utilizando en gran parte de la obra, las mismas armonías del preludio, más lentas, mas rápidas, más forte o más piano.
Ya en el final, entre los últimos cinco compases vuelve a aparecer el acorde inicial pero esta vez no expuesto, sino enmascarado detrás de la orquesta, y en esta oportunidad si se resuelve con un solo instrumento, el oboe, sonando en re sostenido, y sobre esa nota termina toda la orquesta, expresando que el sufrimiento cromático solamente se puede resolver a través de la aceptación del destino de la muerte, de la felicidad como máxima culminación, lo cual evidentemente tiene mucho que ver con la filosofía de Schopenhauer.
Siempre surge la duda de cómo se creó el famoso acorde, la teoría más creíble, a mi manera de ver, es la que da Alex Ross en su libro The Rest is Noise, quién asegura que un día Wagner componiendo sobre el piano, que es lo que hacía habitualmente, toca por azar fa, si, re#, sol#, y le gusta y decide usarlo en la partitura. Así de simple. Otra por supuesto mucho más compleja es la explicación que el mismo Wagner dio su creación, no obstante lo que tiene el acorde de súbito, de inexplicable, de amor tremendo, no dan por inválida la teoría de Ross.
5/6 Historia de las primeras representaciones
El estreno de Tristán de produjo el 10 de junio de 1865 en el Königliches Hof-und Nationaltheater de Múnich, bajo la batuta de Hans von Bülow, a la sazón casado con la que sería segunda esposa de Wagner, Cosima né Liszt. Malvina Schnorr von Carolsfeld, junto a su esposo Ludwig Schnorr von Carolsfeld, fueron sus primeros intérpretes. Luego de cuatro funciones Ludwig Schnorr von Carolsfeld murió repentinamente y, esto fue achacado al esfuerzo realizado para cantar Tristán.
Posteriormente se representó en Weimar en 1874, y en Berlín, en marzo de 1876, en el Festival de Bayreuth se representó en 1886 después de la muerte de Wagner. Fuera de Alemania se vio en el Theatre Royal Drury Lane en 1882, en Viena en 1883, en 1884 en el Royal Opera House Covent Garden de Londres. En el Metropolitan Opera vio la luz en diciembre de 1886 bajo la batuta de Anton Seidl.
6/6 La obra en Buenos Aires
La primera representación en Buenos Aires tuvo lugar el 1º de agosto de 1901 en el teatro de la Opera, con dirección de Arturo Toscanini.
Entre finales de agosto y principios de septiembre se realizaron en el teatro Coliseo tres funciones de Tristán e Isolda en italiano, con dirección orquestal de Gino Marinuzzi y, Catulo Maestri y Sara Cesar en los papeles protagónicos. Inicialmente Felix Weingartner había sido anunciado como director, pero se excusó ya que consideraba a la orquesta, con la cual el año anterior había trabajado, de muy bajo rendimiento para abordar una obra de tal calibre.
La primera representación en el Teatro Colón tuvo lugar el 10 de junio de 1908, Primera temporada del Nuevo Teatro Colón al cumplirse 45 años de su estreno
Desde entonces se ha representado integralmente en 94 oportunidades en 19 Temporadas oficiales de ópera (en italiano y alemán)
Temporada 1908
10 junio- 13 junio- 20 junio- 02 julio - 07 julio - 08 agosto
Gran Compañía Lírica Italiana
Dirección: Luigi Mancinelli
Escenografía: Angelo Parravicini
Tristán: Giuseppe Borgatti
Isolda: Amelia Pinto
Rey Marke: Vittorio Arimondi
Kurvenald: Giuseppe Bellantoni
Melót: Mario Medosi
Brangania: Elisa Ferraris
Un pastor: César Spadoni
Temporada 1911
10 agosto- 15 agosto
Gran Compañía Lírica Italiana
Dirección Edoardo Vitale
Tristán: Eduardo Ferrari Fontana
Isolda: Lina Pasini Vitale
Rey Marke: Nazareno De Angelis
Kurvenald: Titta Ruffo
Melot: Angel Bada
Brangania: Luisa Garibaldi
Pastor: César Spadoni
Piloto: Dino Lusardi
Marinero: Angel Bada
Temporada 1912
21 mayo- 30 mayo- 04 junio- 08 junio- 23 junio- 10 julio - 21 julio
Gran Compañía Lírica Italiana
Dirección: Arturo Toscanini
Escenografía: Angelo Parravicini
Tristán: Eduardo Ferrari Fontana
Isolda: Lucía Weidt
Rey Marke: Nazareno De Angelis
Kurvenald: Pasquale Amato
Melot: Dino Lusardi
Brangania: Luisa Garibaldi
Brangania: Margaret Matzenauer
Pastor: Giordano Paltrinieri
Piloto: Francesco Rusconi
Marinero: Carlos Bonfanti:
Temporada 1917
08 julio - 12 julio - 15 julio - 18 julio - 25 julio - 06 agosto
Gran Compañía Lírica Italiana
Dirección: Gino Marinuzzi
Tristán: Catullo Maestri
Isolda: Teresa Burchi
Rey Marke: Carlos Melocchi
Kurvenald: Taurino Parvis
Melót: Enrique de Franceschi
Brangania: Fanny Anitúa
Pastor: Giordano Paltrinieri
Piloto: José Menni
Marinero: Antonio Cortis
Temporada: 1920
27 mayo- 03 junio- 06 junio- 12 junio- 20 junio- 25 junio- 02 julio
Gran Compañía Lírica Italiana
Dirección: Tulio Serafín
Tristán: Eduardo Ferrari Fontana
Isolda: Elena Rakowska
Rey Marke: Pavel Ludikar
Kurvenald: Francisco Cigada
Melót: Alejandro Antonoff
Brangania: Marie Claessens
Pastor: Giuseppe Nessi
Marinero: Giuseppe Nessi
Piloto: José Menni
Temporada 1923
22 mayo- 25 mayo- 28 mayo- 07 junio- 09 junio
Dirección: Franz Schalk
Tristán: Walter Kirchhoff
Isolda: Elsa Bland
Rey Marke: Carlos Braun
Kurvenald: Emil Schipper
Melót: Heinrich Thiemer
Brangania: Maria Olszewska
Pastor: Luigi Nardi
Marinero: Luigi Nardi
Piloto: Miguel Fiore
Cantada en alemán
Temporada 1926
01 agosto- 03 agosto
Gran Compañía Lírica
Dirección: Fritz Reiner
Regie: Ernesto Lert
Tristán: Rudolf Ritter
Isolda: Else Gentner Fischer
Rey Marke: Alexander Kipnis
Kurvenald: Friedrich Schorr
Melót: Arnold Gabor
Brangania: Karin Branzell
Pastor: Max Bloch
Marinero: Max Bloch
Piloto: Antonio Nicolich
Temporada 1928
22 junio- 01 julio
Dirección: Egon Pollak
Regie: Georg Pauly
Tristán: Otto Wolf
Isolda: Beatriz Sutter Kottlar
Rey Marke: Alexander Kipnis
Kurvenald: Emil Schipper
Melót: Nicolás Rakowsky
Brangania: Maria Olszewska
Pastor: Harry Steier
Piloto: Rodolfo Bandler
Marinero: Luigi Nardi
Temporada 1931
25 agosto- 30 agosto- 08 sept. Dirección: Georg Sebastian
Tristán: Lauritz Melchior
Isolda: Frida Leider
Rey Marke: Alexander Kipnis
Kurvenald: Fritz Krenn
Melót: Erik Wirl
Brangania: Carla Raslag
Pastor: Karl Joeken
Piloto: Hans Wrana
Marinero: Karl Joeken
Temporada 1933
11 agosto- 15 agosto- 24 agosto
Dirección: Fritz Busch
Regie: Karl Ebert
Tristán: Lauritz Melchior
Isolda: Anny Konetzni
Rey Marke: Michael Bohnen
Kurvenald: Walther Grossmann
Melót: Santiago Ballarini
Brangania: Kirsten Thorborg
Pastor: Karl Laufkoetter
Marinero: August Seider
Piloto: Helmuth Schweebs
Temporada 1934
21 agosto- 27 agosto
Dirección: Fritz Busch
Regie: Karl Ebert
Tristán: Gotthelf Pistor
Isolda: Ella De Nemethy
Rey Marke: Alexander Kipnis
Kurvenald: Walther Grossmann
Melót: Santiago Ballarini
Brangania: Karin Branzell
Pastor: Hans Fleischer
Piloto: Helmuth Schweebs
Marinero: Willi Worle
Temporada 1938
13 sept.- 18 sept.- 24 sept.- 27 sept.
Orquesta Estable del Teatro Colón
Dirección: Erich Kleiber
Coro Estable del Teatro Colón
Regie: Josef Gielen
Tristán: Max Lorenz
Isolda: Anny Konetzni
Rey Marke: Emmanuel List
Herbert Janssen: Kurvenaldo
Melót: Herman Wiedemann
Brangania: Karin Branzell
Pastor: Erich Witte
Marinero: Koloman von Pataky
Piloto: Vittorio Bacciato
Piloto: Rogelio Baldrich
Temporada 1943
27 julio - 31 julio - 04 agosto- 07 agosto- 29 agosto- 04 sept.
Orquesta Estable del Teatro Colón
Dirección: Fritz Busch y Roberto Kinsky.
Coro Estable del Teatro Colón
Dirección: Rafael Terragnolo
Regie: Josef Gielen
Escenografía: Héctor Basaldúa
Vestuario: Juan Mancini
Tristán: Lauritz Melchior
Isolda: Helen Traubel
Rey Marke: Norman Cordon
Rey Marke: Emmanuel List
Kurvenald: Herbert Janssen
Melót: Renato Cesari
Brangania: Lydia Kindermann
Pastor: Rogelio Baldrich
Piloto: Angel Mattiello
Marinero: Humberto Di Toto
Temporada 1948
13 agosto- 15 agosto- 18 agosto- 20 agosto- 28 agosto
Orquesta y Dirección: Erich Kleiber
Regie: Josef Gielen
Escenografía: Héctor Basaldúa
Tristán: Set Svanholm
Isolda: Kirsten Flagstad
Rey Marke: Ludwig Weber
Kurvenald: Hans Hotter
Melót: Vittorio Bacciato
Melót: Angel Mattiello
Brangania: Viorica Ursuleac
Pastor: Roberto Maggiolo
Piloto: Tulio Gagliardo
Marinero: Humberto Di Toto
Temporada 1955
25 sept.- 30 sept.- 02 oct.- 04 oct.- 06 oct.
Dirección: Fritz Rieger
Regie: Otto Erhardt
Escenografía: Héctor Basaldúa
Tristán: Gunther Treptow
Isolda: Birgit Nilsson
Rey Marke: Dezsoe Ernster
Kurvenald: Angel Mattiello
Melót: Humberto Di Toto
Brangania: Georgine von Milinkovič
Pastor: Emilio Filip
Piloto: Guerrino Boschetti
Marinero: Renato Sassola
Marinero: Humberto Di Toto
Temporada 1963
13 oct.- 15 oct.- 17 oct.- 19 oct.- 21 oct.
Orquesta Estable del Teatro Colón
Dirección: Ferdinand Leitner
Coro Estable del Teatro Colón
Dirección: Valdo Sciammarella
Regie: Ernst Poettgen
Escenografía: Roberto Oswald
Vestuario: Roberto Oswald
Tristán: Hans Beirer
Isolda: Gladys Kuchta
Rey Marke: Franz Crass
Rey Marke: Víctor de Narké
Kurvenald: Carlos Alexander
Melót: Gian-Piero Mastromei
Brangania: Grace Hoffman
Pastor: Per Drewsen
Piloto: Tulio Gagliardo
Piloto: Eugenio Valori
Piloto: Renato Sassola
Temporada 1966
18 sept.- 20 sept.- 23 sept.- 25 sept.- 28 sept.
Orquesta Estable del Teatro Colón
Dirección: Fernando Previtali
Coro Estable del Teatro Colón
Dirección: Tulio Boni
Regie: Ernst Poettgen
Escenografía: Roberto Oswald
Vestuario: Roberto Oswald
Tristán: Ticho Parly
Isolda: Ludmilla Dvorakova
Rey Marke: Franz Crass
Kurvenald: Gerd Feldhoff
Melót: Gian-Piero Mastromei
Brangania: Hertha Toepper
Pastor: Eugenio Valori
Piloto: Tulio Gagliardo
Marinero: Renato Sassola
Temporada 1971
25 sept.- 30 sept.- 03 nov.- 06 nov.- 10 nov.- 14 nov.
Orquesta Estable del Teatro Colón
Dirección: Horst Stein
Coro Estable del Teatro Colón Dirección: Tulio Boni
Regie: Ernst Poettgen
Escenografía: Roberto Oswald
Vestuario: Roberto Oswald
Tristán: Jon Vickers
Isolda: Birgit Nilsson
Rey Marke: Franz Crass
Kurvenald: Norman Mittelmann
Melót: Ricardo Yost
Brangania: Grace Hoffman
Pastor: Eugenio Valori
Piloto: Tulio Gagliardo
Voz del joven marinero: Renato Sassola
Temporada 1977
06 sept.- 10 sept.- 14 sept.- 18 sept.- 21 sept.
Orquesta Estable del Teatro Colón
Dirección: Leopold Hager
Coro Estable del Teatro Colón
Dirección: Alberto Balzanelli
Regie: Ernst Poettgen
Escenografía: Roberto Oswald
Iluminacion:Roberto Oswald
Vestuario: Roberto Oswald
Tristán: Jess Thomas
Isolda: Ute Vinzing
Rey Marke: Víctor de Narké
Kurvenald: Rolf Kühne
Melót: Bruno Tomaselli
Brangania: Ruza Baldani
Pastor: Eugenio Valori
Pastor: Enzo Betti 14
Piloto: Eduardo Cittanti
Piloto: Enrique Granados 14, 21
Voz del marinero: Eduardo Sarramida
Voz del marinero: Aldo Moroni 14
Temporada 2000
26 sept.- 28 sept.- 29 sept.- 01 oct.- 03 oct.- 06 oct. Orquesta Estable del Teatro Colón
Dirección: Franz P. Decker
Coro Estable del Teatro Colón
Dirección: Miguel Martínez
Regie: Roberto Oswald
Escenografía: Roberto Oswald; Christian Prego
Iluminacion:Roberto Oswald
Vestuario: Aníbal Lápiz, Nidia Lápiz
Tristán: Heikki Siukola 26/9, 29/9, 3/10, 6/10
Tristán: Jeffrey Lawton 28/9, 1/10
Isolda: Nadine Secunde 26/9, 28/9, 1/10, 3/10, 6/10
Isolda: Janice Baird 29/9
Rey Marke: Oddbjörn Tennfjord
Kurvenald: Tom Fox
Brangania: Graciela Alperyn
Melót: Marcelo Lombardero
Piloto: Luciano Garay
Pastor: Oscar Imhoff
Marinero: Gabriel Renaud Cantada en alemán con taducción proyectada en español
Bibliografía:
Anónimo: Tristán de Leonís y el rey don Tristán el Joven, su hijo estudio preliminar, edición crítica y notas de Ma. Luzdivina Cuesta Torre, 1997, ed. Universidad Nacional Autónoma de México, ISBN 968-36-6453-9
César Dillon-Juan Andrés Sala: El teatro musical en Buenos Aires
David González Ruiz (2010). Breve Historia de las Leyendas Medievales
Diccionario Akal de Historia Medieval 1998
Dpto. de Sistemas de la Fundación General de la Universidad de Salamanca. (2007). Tristan e Isolda.
Edwin Arlington Robinson (2011). Tristan (en inglés). Enotes
Egon Friedler. Tristán e Isolda: la pasión sin límites
Fernando Herrero (2001). Tristán e Isolda. El mito del amor sublimado por la muerte
Fiona Swabey (2004). Eleanor of Aquitaine, Courtly Love, and the Troubadours (en inglés). p. 119.
Ibargüen Gómez, Luis Alfonso (2011). Tristán e Isolda, la figura del héroe. p. 46.
Ignacio Deleyto Alcalá (abril de 2005). Lamento di Tristano
José Luís Tellez, Análisis de la obra
Josefa López Alcaraz (2001). Tristán e Iseo. Imágenes modernas de una leyenda medieval
Joseph B&
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